Hablar de impotencia es muy a menudo sinónimo de frustración, depresión, problemas de autoestima y dificultades para establecer relaciones duraderas. Sin duda, la disfunción eréctil puede convertirse en toda una pesadilla para quien la padece. Y es que no debemos olvidar que la salud sexual es uno de los pilares básicos del equilibrio personal, tanto en hombres como en mujeres. En la actualidad no existe ninguna cura para esta patología, pero sí disponemos de tratamientos farmacológicos contrastados que ayudan a superar la falta de erección. Recuperar el ritmo sexual ya es posible. Pero, ¿se puede prevenir la impotencia? Como la mayoría de las enfermedades, sí es posible protegerse frente a ella. Veamos cómo reducir el riesgo de sufrir disfunción eréctil.
Deporte contra la impotencia
Sabemos perfectamente lo bueno que es practicar deporte. Nos ayuda a mantenernos activos, refuerza nuestra musculatura, aumenta nuestra capacidad pulmonar, etc. Sin embargo, seguimos siendo un poco perezosos a la hora de ponernos el chándal y salir a practicarlo. Puede que las últimas noticias procedentes del Boston Medical Group nos hagan cambiar el chip. Según ha confirmado su director médico, José Benítez, el hacer ejercicio al menos 3 días a la semana contribuye a reducir hasta cuatro veces la posibilidad de sufrir disfunción eréctil. ¿Por qué? Pues sencillamente porque el deporte, mejorando el funcionamiento del sistema cardiovascular, mejora la respuesta de nuestra circulación. No olvidemos que, al fin y al cabo, la erección tiene mucho que ver con los vasos sanguíneos. Los deportes como el atletismo, la natación o el caminar (todos ellos de tipo aeróbico) son más completos que los anaeróbicos (como la gimnasia, por ejemplo). Si cuidamos nuestro sistema cardiovascular general estaremos garantizando el riego sanguíneo implicado en el mecanismo de erección. Así reduciremos el riesgo de padecer impotencia asociada a causas física. El bloqueo mental es harina de otro costal…
La impotencia a tratamiento
Por desgracia, esta información llega demasiado tarde para todos los que ya tienen dificultades para mantener la erección y practicar el sexo en plenitud. Las farmacéuticas, conscientes de la dimensión de este problema de salud masculina, se han esforzado en las últimas décadas en ofrecer tratamientos farmacológicos de garantía para mejorar el rendimiento sexual de los pacientes afectados. En el mercado ya están disponibles diversos fármacos que, con diversas composiciones y rendimientos, ayudan a devolver la capacidad eréctil al hombre. Incluso en este caso, un ritmo de vida saludable y activo es siempre un complemento ideal para reforzar los efectos positivos de la medicación.
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