El
estrés es una de las grandes pandemias modernas. De norte a sur y de este a oeste,
afecta a miles de personas en todo el mundo. Y el que nuestro ritmo de vida no
ayuda demasiado a encontrar espacios de relajación que nos ayuden a dejar a un
lado las tensiones del día a día. La vorágine de las grandes ciudades, las
largas jornadas laborales, el caos de los transportes urbanos o los cambios
experimentados en los sistemas de comunicación interpersonales en las últimas
décadas son algunos de los factores que pueden provocarnos ansiedad. Sin embargo, no por ser muy comunes, son menos importantes
sus síntomas. De hecho, de no tratarse adecuadamente, este tipo de problemas
psicológicos pueden convertirse en todo un hándicap a la hora de continuar con
nuestra rutina diaria, provocando desde trastornos digestivos hasta problemas de disfunción sexual. El primer paso para dejar atrás el estrés es admitir su
existencia. No siempre es fácil, pues en general nos cuesta autoanalizarnos.
Ponte a prueba
Si
crees que puedes estar sufriendo un cuadro de ansiedad, plantéate las
siguientes cuestiones:
- ¿Tengo
reacciones exageradas?
- ¿Duermo
bien y durante las horas suficientes?
- ¿Cómo
son mis digestiones?
- ¿Me
han diagnosticado hipertensión o tengo exceso de peso?
¿La
perspectiva de volver a la rutina tras unas vacaciones o un simple fin de
semana es una pesadilla?
Luchando contra la ansiedad
Estas
sencillas pautas sirven para diagnosticar el problema, pero lo más importante
es aprender cómo solucionarlo. Para ello, también se pueden poner en práctica
una serie de rutinas sencillas como:
- Prioriza
las tareas. Organizando tus actividades, serás capaz de reservarte un tiempo
para ti mismo y tus aficiones. Además, te evitarás la preocupación de ir siempre
contrarreloj.
- Marca
tus límites. Está muy bien tener ambición y estar siempre dispuesto a echar una
mano, pero todos necesitamos un respiro. Aprende a decir basta.
- Practica
ejercicio de forma regular. La actividad física es la mejor válvula de escape
para la ansiedad y las preocupaciones. Además, te ayudará a sentirte mejor con
tu propio cuerpo.
- Duerme
bien. Intenta respetar la recomendación clásica de las 7 u 8 horas de descanso.
Si haces una excepción, que sea por una buena causa (una salida con amigos o
una cena con tu pareja, por ejemplo).
Si los
trucos anteriores no acaban de funcionar, siempre puedes recurrir a la ayuda
profesional. Las terapias suelen dar buenos resultados, al igual que los
tratamientos farmacológicos.
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