La
sexualidad masculina está rodeada de mitos e ideas preconcebidas. Algunas de
ellas afectan, por ejemplo, al tamaño y la forma del pene. Y es que, en contra
de lo que se pueda pensar, el órgano sexual del hombre no está normalmente totalmente
recto en su fase no erecta. De hecho, diversos estudios se han encargado de
revelar que una gran parte de los varones (entre un 80 y un 85% de ellos) tiene
lo que se llama pene curvo. Esta curvatura es, por lo tanto, una afección
bastante más frecuente de lo que pueda parecer en un principio. Existen
distintos tipos y grados dentro de ella, dentro de los cuales la mayoría se
consideran dentro de la normalidad y característicos de la fisiología
masculina. Así, no suelen representar ningún problema desde el punto de vista
funcional, reduciéndose simplemente a una cuestión más bien estética. Otros
casos revisten, sin duda, mayor gravedad. Veamos en qué consisten.
Pene curvo: diagnóstico
En
ocasiones, el pene presenta dicha curvatura desde el nacimiento. Hablamos
entonces de una curva congénita, causada por una asimetría en el desarrollo de
los cuerpos cavernosos. Normalmente no suele notarse antes de la época de la
pubertad, cuando los tejidos del pene sufren un rápido desarrollo y comienzan
las erecciones matutinas, así como las masturbaciones. Si, por el contrario, la
curvatura anormal del pene se detecta a una edad más avanzada, ya en la
madurez, se define como una curvatura adquirida. Este tipo recibe también el
nombre de Induratio Penis Plastica (IPP) o enfermedad de La Peyronie. Ésta se
caracteriza por la presencia de una banda fibrosa, una especie de cicatriz, en
la llamada túnica albugínea de los cuerpos cavernosos del pene. A pesar de que
no existe una certeza absoluta en torno a sus causas, se considera que tiene un
origen traumático. Como consecuencia, se produce la desviación del pene durante
la erección, pudiendo complicar la penetración o provocando un dolor intenso
durante la misma. La enfermedad de Peyronie puede desencadenar, además una
reducción del tamaño del pene a causa de
la retracción del tejido en la cicatrización o dificultades a la hora de
alcanzar una erección.
¿Cuándo se considera un verdadero problema?
Los
andrólogos consideran que una curvatura es leve siempre y cuando se mantenga
por debajo de los 45 grados. En ese caso no se considera relevante desde el
punto de vista clínico, aunque sí pueda provocar malestar y problemas psicológicos
en quien la sufre al afectar a la calidad de su vida sexual. Más allá de esos
45 grados se habla ya de una auténtica problemática. En función del grado de curvatura, la penetración puede volverse técnicamente imposible, con el impacto
emocional que ello conlleva en el hombre. En este caso será necesario recurrir
a la cirugía para solucionarla. La fórmula más empleada es la conocida como
plicatura de los cuerpos cavernosos, un sencillo procedimiento quirúrgico que
no se aplica directamente sobre la cicatriz propia de la enfermedad de La
Peyronie, sino sobre la convexidad del pene. De ese modo se consigue
rectificarla. El inconveniente mayor de este tipo de intervención es el
acortamiento del pene, así como la posibilidad de que se produzca disfunción
eréctil.
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